Búsqueda personalizada

martes, 10 de agosto de 2010

Muerto el perro, muerta la rabia

Poco a poco se ha ido extendiendo el uso de esa frase para hechos más cotidianos en los que no necesariamente debe haber víctimas, sino que se usa cuando se percibe que algún mal termina cuando se extermina el elemento que lo causa.


Por ejemplo: Había mucho ruido en clase y como el profesor vió que Juan era el que incitaba a sus compañeros a hablar fuerte, le sacó de la clase. Así, muerto el perro se acabó la rabia.
Otro ejemplo: En la oficina se dieron cuenta de que Santorin estaba enfrentando a unos empleados contra otros, lo cual estaba causando un mal ambiente de trabajo, así que el jefe decidió despedirla y la relación entre los compañeros volvió a ser cordial. Muerto el perro, se acabó la rabia.

El último ejemplo de hoy. El otro día María llevaba unas sandalias muy bonitas pero que le hacían mucho daño en los pies. Como no podía soportar más el dolor, decidió quitárselas y seguir caminando descalza, con lo que el dolor provocado por el roce de las sandalias desapareció. Muerto el perro se acabó la rabia.

Entonces ya sabes, si está en vuestra mano hacerlo y no cometes ninguna ilegalidad ni matas a nadie, elimina de tu día a día todas aquellas cosas que os hacen daño o perjudican. Seguro que serán más felices!